martes, 29 de julio de 2014

Kryptonita (2011): "Superman, hijo de La Matanza"




La editorial DC inventó durante la década del '90 una línea que llamó "Elseworlds" (Otros Mundos, literalmente, aunque si nos ponemos serios no era otra cosa que patentar las historias imaginarias que habían prosperado desde la Silver Age). Bajo esta premisa publicó una infinidad de aventuras donde sus héroes eran llevados a circunstancias extrañas o extravagantes, siempre fuera de la continuidad oficial. De esta manera, Batman fue un pirata, victoriano, caballero, kriptoniano, soldado anti-Hitler, etc.; mientras que Superman fue herrero medieval, Frankenstein, soldado americano, caballero de la noche, etc. Mark Millar (Kick-Ass, The Ultimates) imaginó un elseworld particular, donde planteaba un mundo donde Superman, en lugar de caer en una granja de Kansas, se estrellaba en un campo comunal de Kiev. Esto fue Superman Red Son, una interesante y bien lograda historia que jugaba con los ideales políticos y económicos de EEUU y la Unión Soviétca de la Guerra Fría. Superman era un soldado del pueblo soviético, y defensor del ideal comunista.

El Superman comunista
de Mark Millar, nada que
envidiarle al kryptoniano
de Isidro Casanova
Leandro Oyola tomó la misma premisa que Millar pero con un importante cambio: imaginó un mundo donde Superman habría caído en un baldío de Isidro Casanova. Kryptonita es una novela argentina de este autor que podría tranquilamente funcionar como un Elseworld del extraterrestre favorito de todos. Es el guión de un cómic que nunca fue dibujado.

Vamos a desarrollarlo un poco. Oyola cuenta la historia de "Náfta Súper", jefe de una banda delictiva del conurbano. El punto de vista elegido es el de un médico nochero del Hospital Paroissien, que se encuentra sorpresivamente atendiendo a este personaje al borde de la muerte. El hospital es tomado por la banda y el médico y una enfermera son retenidos como rehenes y obligados a salvarle la vida a Náfta Súper, que tras una batalla con su mayor enemigo, "el Pelado" es herido con un pedazo de vidrio verde de una botella de Heineken y se encuentra al borde de la muerte. Durante toda la noche los diferentes integrantes de la banda le van contando al doctor sus vidas y la vida del protagonista, y aumentando la mística alrededor del personaje.

El escenario de la épica batalla, a
pasitos de la Ruta 3.
Los personajes y las referencias abundan, algunas más oscuras que otras, pero se puede mencionar a El Fede (alias "El Caballero de la Noche"), policía de la Federal, aliado del Pini (la identidad civil de Náfta Súper), que fue testigo de la muerte de sus padres una noche fría luego de ver El Zorro en el cine; Lady Di, travesti del barrio, enamorada de Súper, hija adoptiva de la travesti cumparsera Hipólita; el "Ráfaga", el más rápido carterista de La Matanza; el "Faisán", que nunca deja de besar su anillo; "Juan Raro", misterioso aliado con dotes detectivescos y muy pocas palabras y la "Cuñataí Gûirá", paraguaya, alienada, la más jóven de la banda (quizás la referencia más oscura de toda la novela). No faltan tampoco los villanos, incluyendo al histriónico negociador de la policía, bastante psicótico y gustoso de hacer bromas; y el Cabeza de Tortuga, un gigantesco GEO que ya mató una vez al Pini. El desarrollo mitológico de los "poderes" del protagonista, sus relaciones y desventuras, un deleite. Un placer encontrar los detalles y las referencias a lo largo de la novela. 

La Super Banda de Náfta Super

Y por otro lado, los condimentos cotidianos del Oeste: la barra de Almirante Brown, los bailes en la Villa, los carnavales, el Jesse James, el intendente. Incluso Oyola se permite referenciar al mayor villano del Conurbano, aquel cabezón que se oculta en las sombras y maneja todos los hilos, pero del que jamás se probó ningún delito. Me dejo para el lector una anécdota que relata la banda y que implica a Carozo, la mitad del dúo de Crónica TV.

La narrativa de la novela es muy sencilla, rápida, y con grandes descripciones, aunque quizás hace un abuso a la hora de ilustrar el lenguaje de la villa, que puede sonar forzado. Mucho Laiseca (que Oyola reconoce abiertamente) y algunas referencias de escritores nacionales, pero con un gusto de lector de cómics y televidente del Timmverse, el universo DC animado de Bruce Timm (que destaca sobre todo en su elección de integrantes de la banda, sus "Super-Amigos").

Bueno, cierro recomendándolo, algo raro pero no ajeno a este blog, dentro de la misma esfera. No soy adepto a las novelas nacionales, y está me cayó de casualidad, pero cada página que leía me sacaba una nueva sonrisa.


Cuidado cuando andes por baldíos
de la zona oeste, quizás te cruces
con bebés alienígenas superfuertes.
También.


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